lunes, 24 de enero de 2011

"Spalovac mrtvol", Juraj Herz (1968)


Todavía no he visto mucho cine de los 60 y 70 de Europa del este, pero poco a poco me voy aficionando a este tipo de películas, bastante curiosas por cierto y en este caso, muy intrigante. Como he descuidado bastante mi blog, me he decantado por este filme que acabo de ver hace un par de días. El "Incinerador de cadáveres", como se conoce en España, no es una obra común ni tampoco una cinta de terror propiamente dicho, en realidad, creo que esta etiqueta no es muy fiel a la obra. A los que tanto nos agrada encontrar rarezas de este calibre, hubiéramos deseado que la filmografía de Juraj Herz estuviese al alcance de todos para poder indagar un poco más en ella.

El Sr. Kopfrkingl, interpretado por un espléndido Rudolf Hrusinsky, es el dueño de un crematorio en la Praga de los años 30. Es una persona entrada en carnes que ni prueba gota de alcohol ni fuma, viste de forma elegante, posee una labia infinita y le fascina la relación muerte-cuerpo-espíritu, de hecho, cita en numerosas ocasiones el Libro Tibetano de los Muertos. Su mujer, sus dos hijos y él forman una familia perfecta que goza de una posición social acomodada. Su vida cambiará cuando un amigo simpatizante del régimen del Führer lo visita.

Lo que más me llamó la atención es la puesta en escena de Rudolf Hrusinsky, cuyos gestos, maneras y manías son totalmente acordes con el personaje que interpreta: una persona fría, de mente pérfida, obsesiva y lo suficientemente intelectual como para hipnotizar con su discurso a familiares, empleados y conocidos. Además, la sutileza con la que presenta la cremación de cadáveres es digna de un filósofo. Quizás sea ésta una de las pocas pegas que le veo a la película, por momentos, los monólogos del protagonista rebasan los niveles de intelectualidad para mi gusto. No obstante, rápido nos olvidamos de esto cuando observamos a un hombre que peina con delicadeza a los muertos antes de incinerarlos, con manías así se le perdona todo.

El apartado visual también da que hablar debido al enfoque experimental de la cinta, con imágenes deformadas, desenfoques, primeros planos del protagonista como eje central de la escena y una siniestra atmósfera en blanco y negro muy bien lograda. En la primera escena ya se puede ver uno de los tantos planos que pivotan de una lado a otro sobre un punto fijo, en este caso el del tigre enjaulado:


Un factor clave en la obra es que el director estuvo preso en un campo de refugiados nazi a los 10 años, cautiverio que se refleja en el trasfondo de la película: un alegato de odio total hacia los totalitarismos. De ahí que una de las bazas fuertes de la película sea el comportamiento obsesivo y demente del protagonista, conducta que se sirve a sí misma para descalificar esta ideología. Tan solo basta con echar un ojo a esta imagen:



Aquí os dejo el tráiler de la película:





domingo, 16 de enero de 2011

"El fin del mundo", Alberto González Vázquez (2010)


















Un corto para desternillarse. Básicamente, intercala un mensaje tergiversado del presidente Reagan con un collage de animaciones e imágenes que anuncian una solución a una gran amenaza mundial.