Un par de gandules acomodados están hartos de la rutina en una pequeña ciudad. Sus intereses no escapan de los bares, el billar, el cine y pasearse por la calle mayor. Para entretenerse unos días más, deciden gastarle una broma a una solterona con ansias de casarse. Uno de ellos deberá seducirla y engañarla al mismo tiempo.
Basada en la comedia "La señorita de Trévelez" de Carlos Arniches, fue llevada al cine con el mismo título en 1936, de la mano de Edgar Neville. 20 años más tarde, Bardem filma una versión menos fiel a la obra original y más personal, dando a luz uno de los clásicos del cine español.
Esta película refleja a la perfección esa España de provincias de "La tía Tula". Todo el mundo se conoce en esta pequeña ciudad. La calle mayor es el centro neurálgico, donde las miradas se reencuentran una y otra vez y las habladurías se propagan como las tormentas. Una comunidad donde existen unas aspiraciones prefijadas, y si no se cumplen, la rígida moral provinciana te pone contra la pared. Esto es la paradoja de la calle mayor, el espejo de nuestras ilusiones y de nuestros miedos.
Me gustó mucho el papel de Betsy Blair, que encarna a una ilusionada solterona llena de sueños. Por otro lado me pareció decepcionante el vacío sonoro del principio, donde la voz en off cobra protagonismo sobre el ambiente (supuestamente para que no se pudiera reconocer el pueblo donde se rodó la película y dejar quedar a sus hombres de golfos sin escrúpulos....)