"Pauline en la playa"
Ardores de verano
Rohmer se sirve del amor para poner a sus personajes en tela de juicio, hacer que se contradigan y ridiculicen. Ya lo advertía la famosa cita del principio: "Quien habla demasiado, cava su propia tumba".
La música queda en un segundo plano. El ruido del oleaje, la gente que disfruta de un placentero sol tumbada en la arena o practicando windsurf dan primacidad al ambiente. Los personajes recuerdan un poco a las películas de Bresson, parcos en gestos, sin sobreactuar y ni rastro de adquirir una evolución a lo largo de la película.
No os esperéis una obra maestra, simplemente es una película entretenida.
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