martes, 30 de marzo de 2010

"Grey Gardens"; Albert Maysles y David Maysles(1975)

Cuando los hermanos Maysles se propusieron rodar un documental sobre Lee Redziwill, la hermana de Jacqueline Kennedy, se toparon con dos personajes muy extravagantes, la tía de esta última, Edith Bouvier, y su hija Edie. La excentricidad que rodea las vidas de madre e hija hicieron que los Maysles desestimaran su plan inicial.

Edith era una cantante célebre que fue desheredada y abandonada por su marido, mientras que Edie, dejó de lado sus aspiraciones en el mundo de la moda y de la danza para cuidar a su madre. Con los bolsillos bastante vacíos, sobrevivían en Gray Gradens, una defenestrada mansión de 28 habitaciones (prácticamente engullida por un abandonado jardín y hogar de numerosas zarigüeyas, mapaches y gatos) en East Hampton (Long Island, USA). En tal estado de decadencia estaba la casa que las autoridades de la localidad amenzaron a las Bouvier con desalojarlas si no la limpiaban. Completamente aisladas de la sociedad, solo recibían la visita de Jerry, un vecino bautizado por Edie como "El Fauno de mármol".

Este documental me recuerda al "Desencanto" de Jaime Chávarri, en el que la cámara se limitaba a grabar la vida cotidiana de los Panero, familia de varios poetas españoles, y los testimonios de sus recuerdos, lamentaciones y reproches mutuos. En este caso, los Maysles se hacen presentes en el documental. No les importa dejarse ver por la cámara, conversar con los personajes e incluso grabarse en el espejo del cuarto donde se desarrolla la escena.

En el 2009 se rodó un remake del documental con Jessica Lange y Drew Barrymore como protagonistas. También se ha estrenado un musical en Broadway con el mismo nombre -> web oficial del musical


miércoles, 17 de marzo de 2010

"Mauvais sang", Leos Carax(1986)

Alguien que se aventura a escribir un poco sobre cine, sea de la forma que sea (en mi caso de manera humilde) y que pretenda destripar el cine de un director aunque sea a grandes rasgos, debería de comenzar por ver sus películas cronológicamente. Con más razón todavía, si se descubre a ese director gracias a una película cualquiera de su filmografía y se convierte en interés personal.

Debido a la falta de tiempo por culpa de la uni, el placer vacuo que encuentro últimamente en la dejadez, el desinterés en investigar nuevas referencias y/o referentes culturales, y otras ocupaciones que suelen rondar por mi cabeza loca, me salto a la torera todo mi discurso anterior.

Esto no me impide desenmascarar lo que es de por sí evidente y lo que me atañe en estas líneas, que es el cine de Leos Carax. Solo he visto dos de sus films, este y Les amants du pont neuf(1992). Visto que la transgresión y el formato propio a la hora del rodaje se mantiene y se desarrolla entre estas obras, además de estar muy logrado, resulta fácil deducir que Leos Carax fue un renovador del cine francés. La resaca de la nueva ola francesa fue precisamente eso, una resaca cuyas bases de innovación cinematográfica caducaron ya en los 70.

En Mauvais sang nos topamos con un cine extremadamente rejuvenecedor, lleno de vitalidad a pesar de la historia sencilla que cuenta. El virus STBO, que se encuentra aislado en un laboraorio, mata a las personas que hacen el amor sin un sentimiento real. Marc y la Americana son dos enemigos que quieren robar el virus y para ello necesitan contratar a alguien experto con las manos, Alex(Denis Lavant). A partir de este esbozo, Carax traza un vínculo de relaciones personales como él solo sabe hacerlo, basadas en un profundo amor y en obsesiones desorbitadas.

Aparte, Carax tiene un talento único para confeccionar todo tipo de situaciones. Por ejemplo: el paso del Cometa Halley causa un fuerte calentamiento que quema los pies de Anna(Juliette Binoche), o como Alex se hace rehén de sí mismo apuntándose a la cabeza con un revólver. Son pequeñas cosas que en conjunto dan forma a un cine muy personal y atractivo. Por otro lado, en estas escenas también hay un hueco enorme para la experimentación visual, mención especial para la fotografía y el manejo de la cámara, a veces muy atrevidos y arriesgados: primeros planos de pies corriendo, una coreografía alocada de "Modern love" de David Bowie, cambios de color a blanco y negro...

Os dejo unos de los saltos de paracaídas más entrañables que he visto:

domingo, 7 de marzo de 2010

"Manji", Yasuzo Masumura(1964)

Masumura pertenece a la segunda ola del cine japonés, un movimiento renovador después del cine más conservador de Ozu, Mizoguchi y Kurosawa. Junto a otros directores como Shohei Imamura, Kôji Wakamatsu, Masahiro Shinoda, Nagisa Oshima, Seijun Suzuki, Yoshishige Yoshida... Masumura intentaba vivir en el presente cinematográfico y adaptarse a las nuevas corrientes, de ahí que su cine fuese transgresor y necesario para mentes ávidas de nuevas tendencias en el celuloide.

"A Quentin Tarantino le interesa mostrar como un hombre corta la oreja a otro hombre, a David Lynch le interesa la oreja"

Esta frase me vino a la mente a la hora de ponerme a escribir esta entrada porque se puede aplicar al cine de Takeshi Miike y de Yasuzo Masumura. Los dos retratan obsesiones pero Miike se centra más en la violencia mientras que Masumura prefiere focalizar la escena en la pasiones desorbitadas de sus personajes, asumiendo la violencia como parte natural del proceso. En Môjû(Blind Beast), comentada en este blog, ocurre otro tanto de lo mismo.

Manji es un melodrama en el que una joven casada, Sonoko, aburrida de su vida de ama de casa decide inscribirse en unas clases de arte. Allí conoce a Mitsuko, mujer con la que mantendrá relaciones lésbicas. A este duo no tardarán en unirse el marido de Sonoko y el prometido de Mitsuko, dando lugar a una serie de triángulos amorosos y celos enfermizos. El amor, por veces sexual y por veces platónico, adquiere nuevos horizontes según transcurren los 90 minutos de la película. Nunca se llega al aburrimiento, ya que cada nivel representa un paso más hacia la obsesión fatal y el deterioro moral y físico.

El fantástico guión está escrito por Kaneto Shindo (autor de Onibaba, película que ya comentaré más adelante), en el que establece un contrapunto muy jugoso entre la cordura y la falta de razón, representados por el marido de Sonoko y esta, respectivamente. Esta dualidad que sirve como eje de equilibrio en el film, se va al garete poco a poco, absorbiéndonos en una espiral de pasiones, engaños y sexo.