domingo, 7 de marzo de 2010

"Manji", Yasuzo Masumura(1964)

Masumura pertenece a la segunda ola del cine japonés, un movimiento renovador después del cine más conservador de Ozu, Mizoguchi y Kurosawa. Junto a otros directores como Shohei Imamura, Kôji Wakamatsu, Masahiro Shinoda, Nagisa Oshima, Seijun Suzuki, Yoshishige Yoshida... Masumura intentaba vivir en el presente cinematográfico y adaptarse a las nuevas corrientes, de ahí que su cine fuese transgresor y necesario para mentes ávidas de nuevas tendencias en el celuloide.

"A Quentin Tarantino le interesa mostrar como un hombre corta la oreja a otro hombre, a David Lynch le interesa la oreja"

Esta frase me vino a la mente a la hora de ponerme a escribir esta entrada porque se puede aplicar al cine de Takeshi Miike y de Yasuzo Masumura. Los dos retratan obsesiones pero Miike se centra más en la violencia mientras que Masumura prefiere focalizar la escena en la pasiones desorbitadas de sus personajes, asumiendo la violencia como parte natural del proceso. En Môjû(Blind Beast), comentada en este blog, ocurre otro tanto de lo mismo.

Manji es un melodrama en el que una joven casada, Sonoko, aburrida de su vida de ama de casa decide inscribirse en unas clases de arte. Allí conoce a Mitsuko, mujer con la que mantendrá relaciones lésbicas. A este duo no tardarán en unirse el marido de Sonoko y el prometido de Mitsuko, dando lugar a una serie de triángulos amorosos y celos enfermizos. El amor, por veces sexual y por veces platónico, adquiere nuevos horizontes según transcurren los 90 minutos de la película. Nunca se llega al aburrimiento, ya que cada nivel representa un paso más hacia la obsesión fatal y el deterioro moral y físico.

El fantástico guión está escrito por Kaneto Shindo (autor de Onibaba, película que ya comentaré más adelante), en el que establece un contrapunto muy jugoso entre la cordura y la falta de razón, representados por el marido de Sonoko y esta, respectivamente. Esta dualidad que sirve como eje de equilibrio en el film, se va al garete poco a poco, absorbiéndonos en una espiral de pasiones, engaños y sexo.




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